Es tiempo de tomates, por eso los aprovecho elaborando mermeladas, conservas, salsas y muchas recetas más.
Esta fruta…si has leído bien el tomate no es una hortaliza y para explicarte esto me he documentado bien y ahí va la aclaración.
Botánicamente al tomate se le considera una fruta, sin embargo, se categoriza como una hortaliza. La confusión viene de mucho tiempo atrás sobre el 1887 en Estados Unidos se aprobó una ley que fijaba impuestos a las hortalizas importadas y no a las frutas.
Ya lo dicen: hecha la ley hecha la trampa, y los comerciantes del siglo XIX así lo hicieron pasaban el tomate por una fruta que en verdad lo es porque es el fruto que tiene semillas.
Aclarado esto, tengo que decirte que nutricionalmente es un alimento muy interesante por su contenido en vitamina C y licopeno, un componente natural cuyo poder antioxidante le hace merecedor de un buen puesto en ranking de los alimentos antioxidantes. Este carotenoide le confiere el color rojo.
En contrapartida tiene un inconveniente a todas sus bondades y es que tiene un alcaloide natural que se llama solanina. Esta tiene una razón natural de ser, vendría a ser el antifúngico de las propias plantas para evitar ser devoradas por los insectos. En grandes dosis pueden perjudicar su consumo, dando síntomas digestivos, nerviosos y en personas con problemas renales hay que evitar en lo posible las solanáceas.
Estos tomates los puedes poner como plato único o como acompañamiento de otros.
¡Vamos a la receta!
Puedes decorar con un poco de recula. ¡Que aproveche!