Nunca imaginé que me encontraría sobreviviendo a una parálisis de Bells
Hace un tiempo que algunos os habéis dado cuenta que he estado más ausente, que casi no he publicado fotografías mías, que apenas he salido a la calle excepto para ir a mi consulta y que he hecho menos talleres de cocina. Nunca pensé que me podría enfrentar una parálisis facial de Bells.
Tan solo hace unos días me he atrevido a exponerme delante de todos vosotros, en persona y en los medios de comunicación y lo he hecho por la puerta grande, justo el día de nuestra fiesta autonómica del 1 de marzo “Día de las Illes Balears”. Me he mostrado tal como estoy ahora, impartiendo un taller de cocina infantil a los peques, los más críticos, los más sinceros. Estas maravillosas personitas que se muestran tal como son, sin filtros, sin juicios preconcebidos y te hacen ver la vida a través de un cristal sin fisuras, así como es, simple y bonita.
Ha sido una prueba de fuego que he superado con orgullo, gracias a vuestras muestras de cariño y de aliento, esto ha sido el punto de inflexión, el impulso de la fuerza y valentía que me faltaba.
Pero, ¿qué me ha pasado?
Ahora siento como si me desnudara en un escenario ante un gran público. Pero es que hace ya par de meses me desperté como cada día con mucha energía y lo primero que hice fue ir al lavabo y lo que vi en el espejo era como mi cara se había trasformado ¡mi cara, mi cara! Parecía que la habían moldeado por la noche y me habían colocado la boca a un lado, me habían abierto mucho un ojo y toda la faz izquierda se había derretido, se había caído. Mis piernas empezaron a temblar, entré en pánico, pensé que estaba comenzando a tener un ictus y que mi vida se acababa, no daba crédito a lo que veía, no era yo, ¡vaya broma macabra!
Acudí de inmmediato a un centro hospitalario y me atendió el neurólogo, me tranquilizó diciendo que no era un ictus pero era una Parálisis facial de Bells y que no era tan grave como lo anterior. Respiré y lloré, de algún modo me sentí aliviada, aunque mi cara seguía deformada.
¿Qué es una parálisis facial de Bells?
El doctor, me comentó que esta enfermedad es neurológica, que afecta al nervio trigémino, que se inflama sin saber por qué, por ello dicen que su origen es idiopático, es como un cajón de sastre en el que están los virus, el estrés, una bajada de defensas o un golpe de aire, en fin, que no saben a qué se debe.
Ya estoy diagnosticada, medicada ¿y ahora qué? Me fui a casa y me sumí en un gran duelo, me sentía perdida, dolorida, angustiada y muy, muy triste. Lloré mucho, lágrimas que quizás hacía tiempo tenía retenidas por otras circunstancias que ahora brotaban sin contención.
Me di mi tiempo de introspección, de meditación y un día me desperté con las ideas muy claras, sabiendo por qué me había pasado esto. La vida me estaba dando un buen bofetón que me giró la cara, nunca mejor dicho, así que debía aprender la lección.
Estoy en tratamiento de rehabilitación y terapias alternativas como la acupuntura y la medicina ortomolecular entre otras…Acudo cada día a la consulta y los pacientes me ven diferente, sé que esto me hace fuerte, pero también a ellos que ven un ejemplo de superación.
Te mentiría si te digo que estoy al cien por cien, me permito mis momentos de angustia hasta de desesperación porque es una lucha diaria donde el progreso es lento, extremadamente lento. No te puedes creer lo mucho que me gusta tener arrugas ahora, la parte izquierda de mi cara está lisa, planchada, pero van asomando ya las arrugas frontales que me parecen perfectas, esto es un signo de recuperación neurológica. Sin embargo, el tiempo que marca la recuperación parece perezoso y hace que algunos instantes me desmorone, digo instantes porque antes eran ratos largos en los que me sentía sumergida en esta desazón, pero me digo a mi misma, adelante has superado otros contratiempos y está va a ser otra medalla que te vas a poner porque lo vas a superar. Así estoy ahora.
Mucho apoyo y otras terapias me están ayudando a superarlo
En este camino es importante saber que hay otras personas que están pasando o ya se han recuperado de esta enfermedad, entender que no eres rara, que si otros se han curado tú también lo puedes hacer. Que los grupos de apoyo para cualquier enfermedad son vitales para el bienestar psicológico del enfermo. Yo creé hace ya un tiempo un grupo de apoyo del cual me siento muy orgullosa y es para la candidiasis sistémica, “Candy Talks” donde nos reunimos una vez al mes todos. Ese amparo común fortalece a la persona, le anima a seguir adelante sin desfallecer. Si nos sentimos respaldados por otros nos hacemos más fuertes.
Las enfermedades o las pérdidas, que es lo mismo, las tenemos que ver como una gran lección. Si atendemos bien seguramente nos examinemos con éxito, si no tendremos que ir a recuperación.
Estas líneas están escritas desde lo más profundo de mi corazón para contrte cómo estoy pasando estos últimos meses y que, si pasas por algún mal trago no desesperes, llora si es necesario, laméntate también, pero arriba, no te hundas, cúbrete de buena energía y positivismo, no te dejes vencer y apóyate en los tuyos que tanto te quieren como lo hayo yo, me dejo mimar y querer por mi familia, amigos y pacientes, soy una gran privilegiada de la vida, esta me ha dado una gran lección.
Cierro estas líneas para decirte: vive la vida, quiérete mucho, quiere mucho, perdónate y perdona, debes hacerlo y aprende tu lección.