¿A quién no le gustan las croquetas? ¡No he conocido a nadie!
Puede ser un buen plato para toda la familia. Un aperitivo, un primer plato o plato único.
Estas croquetas son de plena temporada, es tiempo de setas.
Con esta receta he conjugado la sabrosura de las croquetas, con unos ingredientes ideales. Verás, en lugar de bechamel he puesto boniato blanco y lo he rebozado con harina de garbanzo. La ventaja de esta harina es que no necesitamos mezclarla con huevo para darle una consistencia similar.
Las setas pueden ser las que tengas en casa, pero las que tengo yo son los “esclatasang” setas que crecen en los bosques de mi preciosa isla.
Los mallorquines los apreciamos mucho. ¡A mí me chifan!
Ingredientes:
- 100 gr de robellones o “esclatasang”
- 2 boniatos blancos
- Harina de garbanzos
- Semillas de sésamo
- Nuez moscada
- Pimienta negra
- Sal
- Aceite
Elaboración:
- Limpia los boniatos y corta en dos mitades.
- Pones en el horno a 180º y dejarlos unos 20 minutos.
- Corta las setas picaditas y sofreírlas salpimentadas.
- Saca los boniatos del horno y quítales las piel.
- En un bol chafa los boniatos y le añades las setas, un poco de sal, pimienta negra y nuez moscada.
- Deja enfriar la masa.
- En un plato hondo pon harina de garbanzo con un poquito de agua y mezcla muy bien.
- Haz unas bolitas de la pasta de boniato y las setas.
- Las pasas por la harina de garbanzos.
- Cuando lo hayas rebozado bien por la harina las pasa por las semillas de sésamo y las dejas reposar un rato.
- Con el horno precalentado las introduces en una bandeja y las dejas unos 10 minutos a 180º.
- También las puedes freír con aceite de oliva bien caliente y después las escurres en un papel absorbente.
¡Disfrútalas!