En vacaciones todos sabemos que se producen excesos. Los horarios cambian, las comidas son más copiosas, en más ocasiones las hacemos fuera de casa y quizás no atendemos tanto a los buenos hábitos alimenticios que muchos de nosotros ya sabemos.
Quién no ha sentido alguna vez el vientre hinchado, dolor de estómago, acidez e incluso mal aliento… todos estos síntomas nos indican que no estamos digiriendo bien nuestra comida.
¡Debemos estar atentos y poner remedio cuanto antes!
Una mala digestión genera falta de energía, desnutrición, exceso de toxinas e incluso reacciones alérgicas provocadas por la alteración del sistema inmunológico que no reconoce las partículas procedentes de los alimentos parcialmente digeridos, pasando estos al torrente sanguíneo en forma de macromoléculas y en consecuencia se empieza a comprometer en exceso a nuestras defensas.
Una buena digestión nos garantiza una óptima nutrición celular, un sueño adecuado y un bienestar general.
Claves que mejoran tu digestión
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Baja tu nivel de estrés
El estrés mantenido en el tiempo es letal para el sistema digestivo. El cortisol que es una hormona que si se produce estrés, no puede sostenerse mucho tiempo porque produce flatulencia, dificultad en el vaciamiento gástrico, gastritis, dolor abdominal, influye también en el pH ácido y en el movimiento intestinal provocando episodios de diarrea o estreñimiento.
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No bebas en exceso cuando comas
Beber demasiados líquidos cuando comes diluye los jugos gástricos.
Bebe tan solo para permitir tragar mejor la comida.
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Mastica
La digestión empieza en la boca con la saliva, que se ha empezado a producir tan solo con ver u oler el alimento.
La saliva contiene enzimas digestivas, en concreto la ptialina que empieza a degradar los almidones.
Es muy importante masticar cada alimento muchas veces, los entendidos dicen que un mínimo de 30 por bocado. Tendrá algo de verdad cuando ya la medicina china recomienda encarecidamente masticar muchas veces el alimento.
Debes ensalivar bien la comida y triturarla en la boca hasta hacerla papilla, de este modo se facilita el resto de la digestión.
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Respeta los horarios de las comidas
Tendrás una buena digestión si respetas comer cada dos o tres horas.
Las comidas más copiosas hazlas durante el día y por la noche cena ligero, puesto que al finalizar el día las enzimas digestivas y los jugos gástricos ralentizan su función.
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En tus platos no mezcles más de 4 o 5 alimentos a la vez
De este modo le darás menos trabajo a tu sitema digestivo.
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Añade a tu dieta probióticas naturales
Los encontrarás en los fermentados como chucrut, kéfir o miso. Todos ellos favorecen las bacterias beneficiosas ayudando a regenerar tu microbiota intestinal, que también interviene en la digestión.
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No cocines demasiado tus alimentos.
Los alimentos crudos de origen vegetal contienen enzimas digestivas que sirven para digerir perfectamente nuestra comida y así evitar residuos tóxicos.
Debes tener en cuenta que la alimentación excesivamente procesada y cocinada pierde estas propiedades, que muchos alimentos llevan intrínsecamente.
También con la edad vamos perdiendo nuestras propias enzimas. En consecuencia, aportarlas externamente siempre será beneficioso.
En los fermentados como he citado antes ya encontramos, además en la papaya (papaína), en la piña (bromelina) en el kiwi (actinidina), en las hortalizas en general y los germinados.
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Evita cierta comida
La comida basura, alimentos excesivamente procesados, frituras, grasas saturadas, bebidas gaseadas, el alcohol, exceso de café, exceso de picante, exceso de proteína animal (en particular la carne roja)…
En definitiva, sigue una alimentación natural, incorporando más vegetales, legumbres, cereales integrales, fruta, germinados, fermentados y algas.
* Cualquier molestia o síntoma digestivo recurrente, debe ser observado y tratado por un especialista.