A veces la vida te pone delante retos que te mueven fuertemente las emociones.
Había empezado ya el curso y me llama Ana, la madre de A.P., explicándome que tiene un chico de 16 años con un temblor esencial y que le han comentado que la acupuntura podría ayudar a su hijo.
Concertamos una cita y ella, que es enfermera, me cuenta con detalle lo que le ocurre y el tratamiento que toma, que es SUMIAL. Es un medicamento betabloqueante, esto quiere decir que disminuye la frecuencia cardíaca.
Nos sentamos en la consulta y el chico apenas articula palabra, es tímido: un adolescente en pleno crecimiento tanto físico como psicológico.
Ana, angustiada, me cuenta que vive junto a sus dos hijos, sacándolos adelante ella sola, puesto que su marido les abandonó y los chicos apenas tienen contacto con el padre.
Intuyo en esos momentos que A.P. tiene un problema añadido a su diagnostico inicial. Te cuento, antes de exponer el tratamiento que sigue conmigo, lo que es el temblor esencial.
¿Qué es el temblor esencial?
El temblor esencial se da principalmente en personas mayores, aunque existe uno infantil y adolescente que cursa con temblor básicamente en las manos, lo que les causa un problema muy importante a la hora de relacionarse.
Él me describe que salir a la pizarra es un extraordinario esfuerzo ya que el temblor aumenta porque se avergüenza al verse expuesto delante de sus compañeros.
A todo esto se le suma que se levanta con náuseas provocadas por los nervios y hasta la hora del almuerzo no toma ningún alimento. Si lo hace vomita, así que decide que es mejor no tomar nada hasta que regresa a casa y se tranquiliza.
Es una pescadilla que se muerde la cola.
El betabloqueante le da cierta debilidad y las hipoglucemias que sufre agravan el cuadro que padece.
Le digo que no puede quitarse la medicación que le ha puesto el médico, pero yo le voy ayudar a sentirse mejor.
Camino a la recuperación
Empezamos hace unos meses con acupuntura, Bisoales de Schussler, Flores de Bach y ejercicios de PNL.
Puedo decir que a día de hoy nos vemos una vez al mes y que el SUMIAL tan sólo lo toma cuando él sabe que va a tener un día agitado. También ha conseguido tomar cada día un zumo de naranja y unos dátiles antes de ir a clase y, en su descanso de media mañana, merienda como los demás compañeros.
Lo más importante para mí es verlo con más seguridad y con más autoestima.
Es un gran chico, con un gran coraje.
Estoy muy orgullosa, sin su colaboración no sería posible esta notable recuperación.